La foto que incomoda

La foto que incomoda

La imagen que circula supuestamente de Andrea Chávez junto a César Duarte, no tendría mayor relevancia si no fuera por la narrativa que la propia senadora ha construido a lo largo de su carrera: la de una ruptura absoluta con el viejo régimen. Pero el pasado no siempre obedece a los discursos del presente, y la fotografía no solo la retrata físicamente, sino que la vincula simbólicamente con una etapa política que ella misma ha criticado con severidad. El contexto no se borra con la edad ni con la militancia posterior.

El verdadero problema no es la foto, sino lo que representa: una línea de continuidad con las estructuras que Morena asegura haber combatido. Si Chávez participó activamente en la campaña de Duarte en 2010, -como algunos ha señalado-, entonces su actual postura confrontativa con el PRI se tambalea bajo el peso de la conveniencia. En política, lo que se denuncia y lo que se oculta hablan con igual fuerza. Y en este caso, la omisión pesa.

Este episodio es una advertencia sobre los riesgos de construir carreras políticas desde la negación del pasado. La senadora podrá argumentar juventud o circunstancias, pero el electorado no siempre concede indulgencia cuando la coherencia está en juego. El problema para Andrea Chávez no es haber aparecido en una foto con Duarte; es haber querido borrar la parte del camino que hoy regresa a reclamarle memoria.